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Me encanta escuchar historias, ¿me cuentas la tuya?

Mientras te decides yo te cuento otra,  muy breve.

Nochevieja. Marruecos. Desierto de Err Chegaga. Las grandes dunas. Once almas viajeras, cuatro bereberes y seis nómadas alrededor del fuego. Bajo las estrellas.

Ellos cantaban y contaban.
N
osotras escuchábamos, porque se nos había olvidado el noble arte de narrar.

Me prometí no volver a viajar sin historias ni canciones.

Y esas historias se aprenden leyendo, sintiendo y escuchando.

Escuchar tiene dos enormes recompensas: aprendes y conectas. Pero casi nadie sabe escuchar. Lo digo con todas las letras.

La Escucha Profunda, aquella que de verdad te lleva a donde quieres llegar, que es al corazón, ha de aprenderse.

Es una tradición oral y práctica. La Naturaleza es la maestra top y, quizás, alguna persona que ya la tenga integrada.


TU HISTORIA es el espacio en el que yo te escucho y de paso te recuerdo el valioso arte de escucharte a ti misma.

Hay tres caminos:

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